Ya es inevitable percibirlo: mercadillos, música de villancicos, sorteos y cestas por doquier, felicitaciones que llegan, buenos deseos, etc.
Para algunas personas es la peor época del año y solo desean que pase lo antes posible, piensan que, si pudieran echarse una siesta y despertar cuando todo hubiera pasado, les encantaría. Sienten que todo es tristeza, hipocresía y falsedad, añoran a personas que no están o simplemente les sobrepasa el ambiente navideño.
Para otras en cambio, les encanta la magia, el ambiente de fraternidad, la excusa para ponerse en contacto con personas que no ven de forma habitual, los regalos y sorpresas que se preparan.
Estamos en la dinámica que suele caracterizar a los seres humanos, las posiciones contrarias, el yin y el yan. Pero no se trata de ver quién tiene razón, sino de encontrar la manera de cada cual pueda sentir lo que le apetezca y vivir lo que sea importante. Puede que no sea fácil, seguramente es complicado teniendo en cuenta que vivimos en grupos, familias, manadas y hay que buscar consenso y contentar a la mayoría, pero hay una decisión y una libertad en cada persona para elegir qué Navidad le gustaría pasar. No olvides que tu felicidad es tu responsabilidad y que tienes derecho a considerar que tus propios deseos sean tan importantes como los de los demás. Con responsabilidad y buscando las acciones adecuadas … ¡Feliz Navidad!