Se sabe que la época veraniega encierra ciertos riesgos para las relaciones de pareja. Factores ambientales, como el incremento de la temperatura, pueden alterar ligeramente el estado de ánimo. Otros factores de tipo social o personal, como las expectativas que cada persona pone en la época de vacaciones también tienen su papel en la forma de afrontar el período estival.
Las estadísticas reflejan que, en esta época del año, se incrementan las separaciones y divorcios, y la realidad muestra que se incrementan los conflictos personales de forma considerable. ¿Has hablado con tu pareja de lo que espera cada uno de las vacaciones? ¿os habéis permitido expresar vuestras intenciones y expectativas frente al otro?
Si no así, estás en peligro de que ocurra algún conflicto pequeño, mediano o más grande. Todavía estás a tiempo, no crees? Dile lo que te gustaría hacer en tus vacaciones y pregúntale a la otra persona lo que querría hacer también. Buscad los puntos en común y dejad también espacios personales; eso no es malo, al contrario. Puede hacer que el tiempo y las actividades que queréis compartir sean mucho más satisfactorias. Hablad de la organización de las rutinas y haced nuevos repartos, si eso fuera necesario.
Y no olvidéis que lo bueno viene del acuerdo, la sinceridad, de saber expresar las necesidades propias y procurar comprender las ajenas.
Feliz verano, pareja!!