En estos días de celebración, de fiestas de graduación, de otras fiestas para inaugurar el verano, hay personas que están inmersas en un proceso de elección hacia su futuro, en el que se mezclan muchos ingredientes. Y detrás de esas personas hay familias que debaten ese futuro y hacen especulaciones acerca de lo que es más adecuado hacer y lo que supone elegir. Es posible que, en estos momentos, tomen sentido algunos consejos que han aportado maestros o educadores en alguna de las etapas educativas, es posible que se recuerden consejos orientadores sobre esas habilidades que has desarrollado mejor, sobre esas materias en las que más has destacado. Sea como sea, algunas personas tienen un lío monumental en la cabeza y echan de menos una brújula que les indique hacia dónde tienen que ir.
Como esa brújula no existe, vamos a ver si hay algún consejo o estrategia que pueda servir para contribuir positivamente a esa elección. La primera idea que vale la pena recordar es que, elijas lo que elijas, no vas a estar seguro/a de haber acertado. En cuanto hayas realizado un trámite, hayas dado un paso en esa dirección, puede volver a asaltarte la duda, a menos que decidas no dejar espacio para ello y seguir adelante, el tiempo suficiente, como para llegar a algún resultado que te permita realizar una nueva valoración. Para que avances en tu decisión, te propongo algunas preguntas: respecto a tu elección vocacional, que te planteas ¿qué los estudios sean muy atractivos para ti o que te parezca interesante el desarrollo profesional que puedas hacer después? ¿valoras más las posibles salidas posteriores, o lo que te gusta hacer?. Respecto a ti mismo/a, ¿sabes lo que es verdaderamente importante para ti en tu vida? ¿sabes qué cosas son las que te detienen en determinados momentos? ¿qué es lo que te motiva en tu vida?
Anota en una hoja estas respuesta y analiza lo que dicen de ti. Sigue adelante imaginando tu futuro, sintiendo cómo estarías si eligieras una opción u otra. Aunque ahora te parezca que tu decisión es trascendental, y quizás lo sea, también vale la pena pensar que, dentro de algunos perfiles profesionales, luego hay un abanico más o menos amplio para aplicar los conocimientos a nivel práctico y profesional. También vale la pena que recuerdes que no siempre es fácil estar seguro de lo que te gusta más hacer, de eso que destaca por encima de otras opciones. Algunas personas se sienten mal porque les interesan muchas opciones, o, por el contrario, parece que no les interesa nada. Recuerda que cada uno de nosotros somos buenos en algo, hay alguna cosa que se nos da especialmente bien, mejor que a otras personas de nuestro entorno.
En esta etapa de la vida es importante aprender a confiar en uno mismo, a seguir esa pista que nos hace sospechar que algo se nos va dar bien y también a proyectar esos aspectos hacia el futuro, apartándolos de los miedos propios de cualquier momento de inexperiencia y de novedad que habrá que superar, cuando ese momento llegue.
A pesar de lo complicado que pueda ser elegir un futuro profesional y desarrollar una vocación, a pesar de las dudas e incertidumbre que acompañe este proceso, la alternativa que suponga quedarse inactivo/a, sin hacer nada, lleva a un destino peor. Actúa, aprende y sigue.
catalinafuster.com
Psicóloga y Coach