Este domingo pasado se ha celebrado el día internacional de la mujer, fecha que, para algunas personas no tiene ningún sentido y para otras, es una fecha importante e indiscutible. Los mensajes que han circulado por las redes sociales hacen referencia a mujeres valientes, creativas, innovadoras, intuitivas; a la capacidad de hacer muchas cosas a la vez, o sea, ser multitarea, moverse en diversas facetas y hacerlo con el equilibrio de intentar contentar las expectativas que los demás tienen sobre nosotras.
A pesar de que el punto de vista sea estar a favor o en contra, hay algunos hechos que se tienen que reconocer y que corresponde al desarrollo de las mujeres trabajar en ello: solo nosotras tenemos la capacidad de dar a luz, y, posteriormente, nos debatimos entre el derecho al desarrollo profesional o el cuidado de los hijos, lidiando con la culpabilidad, se decida lo que se decida. Es un debate propio y casi exclusivo de las mujeres, creer que, como nosotras, nadie hace ciertas cosas, y no consentir en delegarlas en otros. Y tanto en un caso como en otro, se ve afectada la autoestima y la confianza en una misma. Nosotras mismas no nos creemos suficientemente buenas para ciertas tareas, y lo escondemos detrás de la idea de no complicarnos la vida, de no meternos en follones, pero lo cierto es que, no nos creemos capaces de hacerlo igual de bien que otros. Es lo que se conoce como techo de cristal, ese límite que está sobre las cabezas de muchas mujeres, y que impide pensar que podemos estar en puestos de cierta responsabilidad y exigencia. Esa idea puede hacer que, algunas de las mujeres, que sobrepasan en un primer momento ese límite autoimpuesto, sientan la necesidad de comportarse como algunos varones para obtener reconocimiento y aceptación.
El día 8 de marzo es una fecha importante para la sociedad, y lo es para nosotras mismas, para recordarnos que más allá de nuestros roles de género, de ese papel que podemos decidir realizar o no, más allá de eso, está la persona, los objetivos que cada una se quiera marcar, que no debemos juzgar, ni juzgarnos en base a esos roles de género, y que todas y cada una de nosotras podemos perseguir y actuar por llegar a las metas que cada una se proponga. El día 8 de marzo sirve para hacer visible una realidad, una realidad que algunos y algunas no quieren aceptar ni reconocer y, por lo tanto, tampoco cambiar.
¿Alguna vez has pensado “si no hubiera tenido que ocuparme de los chicos, ….”, “si pudiera decidir qué hacer con mi tiempo, …” u otras expresiones que condicionan? ¿Qué echas de menos en tu vida de mujer, que te has limitado hacer o tener? Algunas personas renuncian a cosas, sienten condicionantes en las decisiones tomadas, pero ¿cuántos de esos condicionantes se producen por razón de género? Mientras haya mujeres que se sientan culpables por serlo, que reciban mensajes de limitación por serlo, que tengan oportunidades diferentes por serlo, que tengan que estar sometidas por serlo, mientras ocurran en nuestra sociedad las barbaridades que todavía ocurren contra las mujeres, por el hecho de serlo, seguirá siendo importante e imprescindible tener un día internacional de la mujer para recordarnos lo que somos, lo que sigue siendo necesario conseguir: “un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” (Rosa Luxemburgo).
catalinafuster.com
Psicóloga y Coach