Culto al cuerpo, seguir los estereotipos de la moda, adecuar nuestra imagen a lo que se lleva en cada momento, son algunas expresiones que hacen referencia a que vivimos condicionados por estereotipos de belleza que determinan que nuestra imagen sea de una determinada manera y nos colocan en consonancia o fuera de ella con lo que las tendencias comerciales dictaminan. En diferentes momentos del año, nos llegan noticias de las pasarelas que imponen colores, anchura en los pantalones, largos de faltas y vestidos y otra serie de normas estéticas y de moda, de las que difícilmente nos escapamos. Más allá de cuestiones de tallas, de si las curvas están de moda o no, de si la cirugía estética se ha convertido en algo al alcance de cualquiera, o de si nos adaptamos a los estereotipos de belleza, más allá de todo eso, está la persona.
No vamos a entrar en el ámbito de las patologías relacionadas con la distorsión de la imagen propia, ni en la necesidad que tienen algunas personas de estar sometidas a la perfección del propio cuerpo. No pretendemos criticar las tendencias de la moda, porque está demostrado que seguirlas, dentro de la lógica aceptable, nos confiere seguridad e identidad de grupo, necesaria e imprescindible para convivir en el entorno de forma saludable y equilibrada. Pero sí nos vamos a fijar en la cohesión que se debe dar entre la proyección de nuestra imagen externa y la interna, o lo que es lo mismo, el sentirse bien por fuera y por dentro.
¿Alguna vez te han dicho y has sentido eso de que “hoy tienes el guapo subido”? Probablemente, si recuerdas más detalles de ese días, hay aspectos que no tienen que ver con que llevases una ropa estupenda o unos complementos de última tendencia, tal vez ese día te acompañaba alguna emoción especial, algún sentimiento en tu interior que se reflejaba externamente. Para sentirte bello o bella, juega un papel importante no solo tu peso y tu talla, sino cómo cuidas de tu cuerpo y de tu ser interior. Sentir que no te agredes físicamente con malos hábitos, ser capaz de dedicarte cuidados saludables con cierta frecuencia, son ejemplos que sirven de ayuda para entender la expresión de la belleza en su dimensión completa. Así pues, será fundamental que revises tu autoestima, tu confianza o la autorrealización como persona. Las personas que se sienten más seguras, proyectan una imagen más cuidada y, probablemente los demás las ven más bellas. La belleza interior no solo se refiere a ser buena persona, sino a sentirte bien y sentir emociones positivas. Las personas que se enfadan menos, que tienen mejor humor, que sonríen más, seguramente proyectan una imagen que, los otros, considerarían más hermosa estéticamente hablando.
Ya sabes, trabaja por tu bienestar emocional, como parte fundamental de tu belleza exterior. Mejora tu autoestima, tu confianza y tu seguridad. Siéntete seguro o segura de lo que haces, de lo que decides y aprende a disfrutar de tu vida y de tu lugar en ella. Potencia lo bueno que hay en ti, porque eso trasciende al exterior e ilumina tu presencia. Revisa las cosas que te hacen estar mal e intenta reducirlas o eliminarlas, para sentirte mejor y aumentar tu capacidad de gustar, desde la sensación de gustarte a ti misma como persona.
Y, si lo necesitas, acude al psicólogo. Sin ánimo de que se interprete como una frivolidad, los psicólogos y psicólogas podemos ser algo así como cirujanos estéticos del estado de ánimo, pero sin bisturí.
catalinafuster.com
Psicóloga y Coach