Quedan pocas horas para cambiar de año, cuando vuelva a salir el sol, ya será 2015 y, tal vez seas de esas personas que dicen: “¡qué ganas tengo ya de que se termine este año!” Bueno pues ya ha llegado ese momento deseado , y ¿ahora que? Cuando queremos que algo ocurra, no siempre sabemos cuál es el motivo de ese deseo, la intención que encierra esa expresión; de manera que, cuando llega ese momento, simplemente esperamos un cambio que, si no lo generamos nosotros mismos, no siempre se produce.
Suele ser típico en estas fechas, al igual que en el inicio del curso escolar, hacerse nuevos propósitos que, la mayoría de las veces, no se cumplen. Pero no nos vamos a ocupar de eso, hoy; más bien de las expectativas que cada persona genera frente a un momento nuevo y diferente que permite cargar las baterías de la ilusión, de los cambios o de las situaciones. ¿Qué expectativas o qué ideas tienes respecto de ti mismo o de ti misma? ¿Cuánto confías en generar alguno de los cambios que te propones? Tus expectativos de cambio, ¿son reales o no? Según las respuestas que des a estas cuestiones, tu año podrá tener distintos enfoques.
Para empezar, puede resultar útil ir construyendo las expectativas diferenciando ámbitos. El aspecto profesional, el laboral, el personal, el familiar, … cuando nos referimos al aspecto personal, es el que tiene que ver con uno mismo; es la expectativa de qué quieres ser como persona, como individuo dentro de la sociedad en la que vives. Esa faceta suele quedarse descuidada, más allá de los típicos propósitos de ir al gimnasio (hacer ejercicio) o dejar de fumar (o llevar una vida más saludable), no suele ser muy habitual el plantearse algún reto de mejora o crecimiento personal: aprender a ser más tolerante con los demás, entrenar la habilidad de entender las diferencias de pensamiento que tenemos los seres humanos, o controlar mejor las emociones que siento. Estos serían algunos retos personales que podrían hacernos sentir mejores personas e individuos más felices.
Nos enseñan desde pequeños que ocuparse excesivamente de uno mismo está mal, el egoísmo es un defecto del que nos programan para evitar, sin explicar que el egoísmo es negativo cuando procede a menospreciar al otro o cuando no tiene en cuenta los sentimientos ajenos, pero es necesario cuando se trata de auto-ocuparse del bienestar propio y de sentirse bien con uno mismo. Por eso, porque la mayoría de las personas tendemos a buscar la felicidad, es bueno ser conscientes de que no la encontraremos si no trabajamos para que se genere, y eso es responsabilidad de cada cual.
Empieza un año nuevo, con una lista de buenos deseos y de mensajes de felicidad obligatoria. Revisa cuál es tu idea de felicidad, qué te falta incorporar a tu vida para hacerla más agradable y dar un paso más en pro de tu propio bienestar, calibra tus fuerzas, tu voluntad, tus propias expectativas, y define un plan para llevarlo a cabo. Haz que este año sea para ti todo lo nuevo que tu quieras que sea, pero sobre todo, sé una persona auténtica, honesta, coherente y responsable de tu bienestar, de tus proyectos personales y de tu futuro.
Feliz 2015, si tu quieres.
catalinafuster.com
Psicóloga y Coach