Imagínate una circunferencia, y escribe en su interior los temas que te preocupan: la salud de tus seres queridos, el desempleo de nuestro país, quizás el tiempo que va a hacer el fin de semana, el ambiente en tu trabajo o la relación con alguien de tu entorno. Ahora define una nueva circunferencia, más pequeña, situada en el interior de la grande y coloca en ella los asuntos sobre los que tienes influencia. Puede que dudes, que lo primero que pienses es que tienes poca o nula influencia en los asuntos que has escrito. Si esa fuera la situación, tu círculo de preocupación sería grande y tu círculo de influencia muy pequeño. Si por el contrario, has considerado que la mayoría de tus asuntos están dentro del círculo de influencia, entonces te felicito, porque eso significa que tienes el control de la mayoría de las cosas en las que intervienes y a lo que dedicas tu tiempo y esfuerzo.
Lo más habitual suele ser que se consideren más los temas sobre los que se está preocupado o preocupada, que los temas sobre los que se puede influir. Y la razón suele estar en alguna de estas opciones: puede que haya una tendencia a preocuparse por cosas de forma muy anticipada; puede que incluso se tienda a la preocupación sobre cuestiones que son casi aleatorias; la meteorología ante un evento, puede ser preocupante, pero es una preocupación muy poco útil. En otros casos, se anticipa una cadena de posibles resultados o consecuencias que lleva a un final negativo, generando una preocupación que, si se analiza desde un punto de vista racional, se ve poco probable, pero que tiene un gran poder de preocupación.
¿Por qué no aprendemos a ocuparnos de las cosas, en vez de pre-ocuparnos? ¿cómo puedes ampliar tu círculo de influencia? Hay dos opciones: sacar de tu preocupación aquello ante lo cual no puedes hacer absolutamente nada o buscar la forma de ampliar tu nivel de influencia en los asuntos que te preocupan: si se trata de estar preocupado por la salud de otra persona, tal vez puedas ayudar a que aprenda hábitos nuevos más saludables; o si se trata de encadenar opciones posibles, quizás puedas comenzar a actuar de forma que favorezcas algún resultado interesante. Y si empiezas a hacer una lista de cosas que puedes hacer, relacionada con esos asuntos que son importantes para ti y de los que deseas determinados resultados.
Cuando aumentas tu capacidad de influencia sobre determinados temas, mejoras tu autoestima, valoras tus capacidades y te motivas a seguir aprendiendo y adquiriendo habilidades para resolver situaciones nuevas. Se trata de cambiar algunas creencias y percepciones que resultan paralizantes por puntos de vista algo más útiles y esperanzadores. Cuando intentas conseguir algo puedes recorrer dos caminos, llegar directamente al éxito consiguiendo lo que te has propuesto, o recorrer un camino algo más largo que te permite adquirir múltiples aprendizajes. Como ves, no hablamos de fracasar, sino de aprender; no hablamos de abandonar, sino de invertir más tiempo y más esfuerzo en llegar al objetivo, convirtiéndolo a un recorrido positivo y de aprendizaje.
A veces calculamos mal el tiempo y los recursos que se necesitan para conseguir algo, y no tenemos en cuenta los “atascos” que podemos encontrar por el camino. Ante un “atasco” puedes desesperarte, preocuparte, o utilizarlo para algo útil y sufrirlo con paciencia y humor. En cualquier caso, depende de ti, solo de ti.
catalinafuster.com
Psicóloga y Coach