Cuántas veces has escuchado que te digan: “tu no eres capaz de hacer esto” o un “no creo que puedas” Tal vez son frases que en algún momento de tu vida han marcado tu confianza y decisión a la hora de llevar adelante un intento por lograr algo o de asumir un reto nuevo o incluso de plantearte algún objetivo. Algunas personas son más tenaces que otras, algunas personas han aprendido a confiar en su propio potencial y tomar las opiniones de los demás como algo orientativo y no como un argumento definitivo para decidir hasta dónde llegar.
Esta misma cuestión tiene una segunda parte, ¿eres de los que le dicen a los demás “no hagas esto”? Según las edades. No es lo mismo a una edad que a otra, los niños y niñas, en especial los que son más miedosos o prudentes, puede que desistan de intentar algo, en base a comentarios precavidos. Sin referirnos a situaciones concretas, hay que ir con cuidado, ya que si se limita demasiado el potencial de los niños y niñas, se les puede estar cortando las alas. Es cierto que hay determinadas cosas para las que, a cierta edad, puede que no se esté preparado; pero no es menos cierto que más de un adulto se ha podido quedar con la boca abierta ante lo que ha hecho un menor. Así pues, un exceso de celo puede ser nefasto para el potencial de experimentación de los niños y niñas. A cualquier edad se dispone de la capacidad de aprendizaje para entender cuando hay algún propósito que excede nuestras capacidades, o cuando ese propósito necesita una capacidad que debemos desarrollar más todavía, antes de volver a probar.
Los y las adolescentes también suelen tener curiosidad para experimentar, aunque a veces, los temas con los que experimentan no sean del agrado de los mayores. Y, de la misma manera, eso les permite averiguar dónde están sus límites y sus posibilidades de evolucionar. Si esa experiencia se dirige a situaciones positivas y de interés, como reto fundamental, será interesante observar los resultados. Y cuando ya somos adultos, la experiencia y las limitaciones que hayamos encontrado por el camino estarán condicionando nuestros intentos, salvo que reflexionemos sobre ello y decidamos si así está bien, si es cómo queremos funcionar, o si nos está limitando en aspectos que no deseamos limitar y nos gustaría cambiar.
Cuando uno quiere cambiar algunas cosas, conseguir nuevos retos ya sean grandes o pequeños, necesita aumentar la auto-confianza y explorar las propias capacidades, sin tener en cuenta, en cierta manera, lo que opinen los demás. ¿No es cierto que solo tú sabes hasta dónde puedes llegar? y, de igual manera, ¿te molesta que los demás te digan lo que puedes o no hacer? También ocurre que, a pesar de saber que tienes que hacer algo distinto, que quieres cambiar cosas, no terminas de tomar la decisión, o no tienes claro por dónde comenzar. Un ayuda está en el Coaching como metodología de trabajo y como fuente de herramientas que estimulan ese cambio y te permite afrontar retos y objetivos, sean del tamaño que sean y sea en el entorno que sea: tu persona, la familia, el trabajo, el deporte, tus proyectos de vida. El Coaching lo puede utilizar cualquier persona u organización; cualquiera que pretenda un cambio para el que necesite un acompañamiento. Eso sí, en el que nadie te diga hasta dónde puedes llegar, ni lo que debes hacer, sin que te juzguen ni te etiqueten. El éxito final es todo tuyo.
catalinafuster.com
Psicóloga y Coach