Te propongo que empieces a mover los labios, a dibujar una sonrisa en tu rostro, no te cortes, no te fijes en las personas que tienes a tu alrededor, hazlo. Observa cómo te sientes, se va transformando tu emoción, las sensaciones que percibes, quizás todavía te sientes algo ridículo con esa mueca en tus labios, pero vale la pena que la mantengas, que sigas sonriendo, porque el tiempo que mantienes la sonrisa, mientras sigues leyendo estas líneas, puede que haya conseguido que hayas dejado de pensar en algo que resultaba incómodo, que hayas cambiado tu perspectiva o el punto de vista del día de hoy y que ahora tenga otra forma. Si, solo haciendo esta mueca, dibujando una sonrisa en tu rostro, consigues cambiar tu sentimiento, ¿qué puedes conseguir si te ríes con ganas durante un rato?.
De los beneficios de la risa muy poca gente duda, porque están ampliamente demostrados, pero además de la risa, quisiera que reflexionaras sobre tu sentido del humor, pero no me refiero al que tiene que ver con los chistes o los gags que más gracia te hacen, sino que me refiero al nivel se seriedad e importancia que le das a las cosas que te suceden. ¿Eres una persona con tendencia a ver más los peligros y las cosas negativas que te ocurren? ¿o eres más tendente a reírte de tus errores y a ponerle sentido del humor a las cosas que te pasan? Tal vez lo primero que nos interesa recordar es que, una acción realizada, una palabra dicha, ya no tienen vuelta atrás, no pueden regresar a su nido, aunque puedas llegar a pensar que jamás tuvo que salir de ahí. Ya lo has hecho, ya lo has dicho, está fuera de ti. Pero ahora viene el momento en que te hundes por tu metedura de pata y pasas un tiempo X avergonzado y arrepentido, o viene ese momento en que te imaginas la parte graciosa, la parte en la que le colocas una nariz roja a “eso” y procuras reírte, quitarle importancia y convertirlo en algo menos trascendental.
No me digas que no se puede, que se trata de algo grave e importante, no me lo creo. Casi cualquier cosa puede llevarse a un contexto menos grave y menos serio y, sobre todo, se puede llevar a esa idea que acabamos de recordar: ya está hecho. Ahora ríete, busca la forma de transformarlo y de volver a intentarlo, pero no desde la pesadez que da un error cometido, sino desde la liberación de haber aprendido algo nuevo que, sin esa metedura de pata, no habrías aprendido. Alégrate por ello, dale su valor gracioso y sigue adelante. Se pueden aprender cosas nuevas sintiendo alegría y agradecimiento por ello y viéndolo con sentido del humor, ¿dónde tienes colocado el sentido del humor en tu vida? ¿eres capaz de reírte de ti?
No hay que confundir el humor y la risa con la burla, no se trata de burlarse de uno mismo y menospreciar las cosas hechas, se trata de enfocarlo de otra manera, de darle un sentido distinto a las meteduras de pata o a las equivocaciones. Y eso es una acción reflexiva, es decir, a aplicar con uno mismo, no con los demás, ya que, en tal caso, estaríamos invadiendo un ámbito delicado y podría ser falta de respeto hacia otras personas.
¿Qué te resulta más gracioso de ti, (de lo que dices o haces frecuentemente)? ¿has visto lo graciosa que te pones cuando te enfadas con la gente? ¿Te imaginas en ese enfado y con una nariz roja? Tal vez podrías enfadarte …. de otra manera y decir lo mismo pero sintiéndote de otro modo ¿Qué puede pasar si lo pruebas?
catalinafuster.com
Psicóloga y Coach