En esta vida ninguna persona está exenta de tener problemas y dificultades, de verse en situaciones de sufrimiento más o menos intensas. Probablemente conocemos historias de personas que han tenido una vida sometida a dificultades, a riesgos importantes y algunos de ellos han sabido salir de eso y superarlo, mientras que otras personas, se han quedado atrapadas en los riesgos y en las dificultades y han sido “carne de cañón”. ¿Qué marca estas diferencias? No existe una respuesta sencilla para tal pregunta, pero hay un concepto que tiene bastante influencia en la diferencia que hay entre la persona que sobrevive y se adapta ante las adversidades, y la persona que es arrastrada por ellas.
Se trata del concepto de resiliencia, o la adaptación positiva dentro del contexto de adversidad manifiesta. Es esa capacidad que tienen determinadas personas a superar los efectos negativos en situaciones de riesgo, y hacen un afrontamiento exitoso de sus experiencias traumáticas, evitando esa trayectoria negativa que les hundiría en la miseria. Así pues, la resiliencia dota a las personas de cualidades elásticas y de capacidad de adaptación. Según Garmezy, existen tres factores principales que influyen en la resiliencia: el temperamento y los atributos de personalidad, la familia de donde cada uno proviene y la disponibilidad de apoyo social. Es importante señalar que, en casos de personas resilientes, puede que no haya una familia que preste apoyo y afecto como sería de esperar, pero puede haber otras personas en el entorno de crecimiento (un profesor o profesora, un entrenador, un profesional de un servicio, …) que realicen esa función de apoyo y afecto que le sirva a la persona que vive la situación de riesgo, y le permita adaptarse positivamente y salir con éxito de ese sufrimiento.
Las personas resilientes tienen una serie de características que suelen ser bastante comunes a todas ellas, suelen personas optimistas y con capacidad de empatía, suelen ser capaces de cuidar de su autoestima y recuperarla en momentos críticos, también suelen ser personas capaces de plantearse un objetivo, una misión en su vida y hacer lo posible para llegar a ello. Otras características fundamentales son la determinación y la perseverancia, imprescindibles para insistir una y mil veces cuando las cosas no salen como un espera, ni a la primera, ni a quinta vez que se intenta.
Como hemos explicado otras veces, algunas de estas habilidades se pueden trabajar, podemos trabajar nuestra actitud para hacer que sea optimista, al igual que podemos entrenar la empatía y, por supuesto, la perseverancia o la determinación. Podemos aprender a cuidar de nuestra autoestima, a ocuparnos de ella para que nos sirva positivamente en nuestros objetivos vitales.
Podemos hacer de nosotros y nosotras personas resilientes, capaces de ser como el nenúfar, esa bella flor que crece en charcas y pantanos, o lo que es lo mismo, que saca belleza de entre el barro y el lodo; a pesar de que mantiene sus raíces en ese fondo, sale a la superficie con esos colores y ese aspecto hermoso. A mi me parece un bonito ejemplo de esa transformación posible.
catalinafuster.com
Psicóloga y Coach