A medida que van avanzando los meses de este año, parece que las noticias que llegan, en referencia al cambio económico apuntan a situaciones de mejora. No obstante, esas cuestiones no dejan de ser informaciones externas que pueden ser más o menos relevantes, según la actitud y el ánimo de quien escucha y se plantea unas cosas u otras. A pesar de los esfuerzos por intentar convencernos de que las oportunidades de trabajo y de crecimiento dependen de cada uno de nosotros, de la cultura del emprendimiento, lo que se percibe a grandes rasgos es que nos cuesta impulsar cualquier acción que sea por cuenta propia. El miedo, las dudas, el no tenerlo claro, tal vez la comodidad, la creencia de que es más fácil que otros asuman las responsabilidades, pueden ser algunas de las razones de no intentar poner en marcha nuestros sueños.
Estoy convencida de que somos un colectivo humano de grandes e interesantes ideas, con capacidades para impulsarlas y conseguir objetivos que nos permitan ser autosuficientes y alcanzar la independencia y la expansión que queremos tener. Entonces, qué falla. En mi trabajo de formadora, de motivadora y de coach, observo a personas con ideas y sueños que representan un gran potencial y grandes posibilidades de desarrollo. Más allá de cuestiones técnicas o logísticas en las que no pretendo entrar, está el trabajo de la parte personal, de creer en uno mismo y de buscar las herramientas propias para llevarlo adelante, con un orden, con una estrategia, con un plan.
Pero para que esto funcione y se active, hace falta voluntad y convencimiento, hay que querer hacerlo, querer asumir el reto y darse la oportunidad de poner a prueba las habilidades propias hasta los límites que sean necesarios. Quizás vale la pena darle oportunidad a ese sueño, a ese objetivo que va tomando forma en nuestra mente para que tome vida y se convierta en un ente real sobre el que trabajar, con el que probar mecanismos de actuación propios y, afinar o corregir en base a los resultados que se vayan obteniendo.
¿Quieres perseguir tu sueño? ¿quieres averiguar de qué eres capaz? Haz tu lista de ventajas e inconvenientes, busca tus fortalezas y los aprendizajes en los que te puedes basar. Diseña unas etapas para ir avanzando en ese objetivo, aprende a confiar en ti y en tus capacidades y verás como, si te das esa oportunidad, van a aparecer capacidades y aprendizajes nuevos con los que podrás contar para seguir desarrollándote. Rétate a ti mismo para probar tus propias habilidades. Confía, siéntete libre y responsable, midiendo los riesgos, pero sin darles tanto valor que se conviertan en paralizantes.
¿Tienes identificado cuál es tu sueño? ¿quieres definirlo y detallarlo con todos los matices necesarios? Persigue tu sueño que si no lo persigues tú, no lo hará nadie por ti. Recuerda que si tu no lo intentas, no te concedes la oportunidad de saborear tu éxito y aprender a pensar en las posibilidades positivas antes que en las negativas. El éxito y el fracaso siempre están ahí, el concederles más peso a una u otra opción depende de cómo manejas tus pensamientos y tus emociones.
catalinafuster.com
Psicóloga y Coach