Algunas personas sienten que las cosas que les ocurren se deben a las circunstancias que les rodean, creen que la culpa de que los resultados sean positivos o negativos la tienen factores externos que no dependen de uno mismo, y eso les lleva a la frustración o a la desilusión. A menudo se buscan excusas y justificaciones que nos alejan de acciones útiles y positivas. ¿En qué estás pensando? ¿cómo te van las cosas? ¿quién dirige tu vida?
Detrás de estas preguntas se esconden respuestas interesantes y complejas y, tal vez, un aprendizaje erróneo que desde pequeños nos ofrecieron con la mejor de las intenciones. Ese aprendizaje lo explica Jorge Bucay en uno de sus relatos, y se refiere a esos niños o niñas que, en alguna ocasión se dieron un golpe con una mesa, mientras correteaban por la casa, y alguien, mostrando su afecto y su comprensión le dijo algo así como: “¡mala la mesa que le ha hecho daño al niño! (mientras ese alguien le pegaba a la mesa); ¡pégale tu también, mala, mala!”. Y ese niño aprendió que la culpa era de la mesa. Tal vez han pasado los años y nadie le ha ayudado a ese niño a rectificar su aprendizaje y a aprender que la mesa (objeto quieto e inanimado), no tuvo la culpa, que fue la trayectoria de su carrera por el comedor, un simple error de cálculo o una distracción inocente, pero suya, la que le provocó el golpe; y que se trataba de eso, de rectificar la trayectoria para seguir corriendo e intentar no golpearse de nuevo. Pero que eso, el no golpearse de nuevo dependía de él, no de la mesa.
No siempre es fácil aprender a asumir la responsabilidad de uno mismo, hay que querer hacerlo y querer aceptarse tal como uno es, con todo, las fortalezas y las debilidades. Cuando eso se consigue, entones nos hacemos cargo de nuestra propia vida y nos podemos sentir libres y poderosos para decidir y pensar qué queremos hacer. Pero no siempre es fácil, ya que a veces, nos cargamos de más y acumulamos cosas que no nos sirven, desde pensamientos inútiles, rencorosos. Cosas del pasado que siguen ocupando un sitio en el presento y que no permitimos que se cierren. A veces incluso acumulamos cosas materiales y llenamos habitaciones o trasteros con cosas que no vamos a utilizar y que ocupan un espacio que impide que entre algo nuevo. Otra dificultad la podemos tener porque no nos centramos en algo, empezamos muchas cosas a la vez, pasamos de un objetivo a otro sin concluir ninguno y eso nos desenfoca y permite alimentar esa idea inicial de que las cosas dependen de otros.
Cuando asumas tu responsabilidad haz algo con ella, define una acción y ponla en marcha. No importa lo complicado que sea el objetivo o la meta, dice un proverbio chino que un largo camino comienza con el primer paso. Actúa, no te quedes parado a esperar que lo que quieres conseguir llegue, porque si sales en su busca, tal vez, llegue antes. Sé agradecido o agradecida con la vida, con lo bueno que tienes, con las personas que te aportan su afecto, su amistad o su compañía. Díselo en voz alta, dejando que ese agradecimiento salga de tu interior. La sensación de agradecer te permite ser más amable contigo mismo y te acerca a valorar más tus logros y tus esfuerzos.
Y como dice el mismo Jorge Bucay, “nadie puede buscar por ti, nadie puede hacer por ti lo que tu mismo debes hacer. La existencia no admite representantes.” Toma el control!
catalinafuster.com
Psicóloga y Coach