La relación de las personas con la crítica, en sentido amplio, suele ser una relación, cuanto menos, complicada. En líneas generales, no se acepta bien que una mirada externa o la opinión de otro, nos ponga frente a la visión de algo que suponga reconocer un error, o reconocer cualquier cosa que no hemos reconocido hasta ahora. Se podría considerar adecuado lo que dice el refranero popular de que es más fácil ver la paja en el ojo ajeno, que la viga en el propio.
Valdría la pena recordar que el error tiene un valor importante y positivo, desde el momento que nos permite aprender y recorrer de nuevo un camino revisando paso a paso nuestra forma de actuar o de hacer las cosas. Estaremos de acuerdo en que el aprendizaje es fundamental en nuestra vida, constantemente estamos aprendiendo cosas, aunque, a veces, se nos olvide la importancia de estar atentos a ello. Seguramente creemos que, en determinados momentos, el aprendizaje ya se debería haber completado y no es así. Tal vez lo que sucede es que dejamos de otorgarle la responsabilidad de nuestro aprendizaje a los demás, para asumirla nosotros mismos. Esa podría ser la clave para afrontar mejor la autocrítica y, por ende, el aprender a ser sinceros con nosotros mimos. Seguramente ahora mismo estás pensando en algo que sabes que está ahí, que no te gusta reconocer ante los demás, o que sea la mirada de otro la que te lo devuelva, aunque sabes que es un tema de mejora y de revisión.
A veces no hemos aprendido a ser lo suficientemente responsables como para no esperar a que los demás nos digan algo, nos pongan en esa tesitura en la que ya no tenemos otra salida que buscar una solución. Seguramente lo sabemos de antemano, pero aplazamos afrontarlo o nos auto-engañamos y justificamos que nos ocurra así.
¿Te atreves a hacer autocrítica? ¿te sientes capaz de revisar algunas de tus áreas personales, profesionales, familiares, o todas ellas y decidir qué quieres mejorar? La decisión de mejorar y de hacer algo para ti mismo como persona, suele producir un incremento inmediato del bienestar y la felicidad; por la sencilla razón de que te recuerda tu propio poder y tu capacidad de hacer y decidir. Y esa capacidad nos permite ser un poco más libres y más osados. Nos permite entender que podemos equivocarnos y volver a aprender para llegar a conseguir lo que realmente queremos. Lo que queremos nosotros, no lo que pretendan imponernos los demás. ¿Te atreves a probar? Identifica tres cosas que no te gustan de ti, de tus actitudes o de cómo actúas, sé capaz de reconocerlas sin tapujos y sin justificaciones, incluso de decirlas en voz alta y frente al espejo. Y ahora, siéntete libre y capaz de hacer lo que sea necesario para cambiarlas y para reconocerte ese éxito como algo propio.
Seguramente pienses que no es fácil, que es complicado y que vas a necesitar tiempo. Bueno, puede ser tu reto y tu estímulo; adelante con ello y recuerda que la prisa te la impones tu. Los demás podemos esperar y, seguramente, estaremos encantados de compartir tu éxito y tus mejoras. Y si quieres, busca el apoyo de un profesional que te acompañe en tu camino, puede ser una manera de hacerlo más fácil. Tú decides.
catalinafuster.com
Psicóloga y Coach