Querido lector o lectora, ¿qué tal te encuentras hoy? (…respuesta..) Esta pregunta es de las que tienen trampa porque cuando alguien nos la hace, podemos responder de dos formas, de una manera social y en la que se espera que digamos algo así como “bien, gracias” o “se hace lo que se puede, no vamos mal del todo”, o cualquier otra respuesta que encaje dentro del formalismo social que le presuponemos al que pregunta. La otra forma de responder pasa por decir la verdad, por expresar de una forma real y detallada cómo uno se encuentra hoy. Pero para ello, hay que saberlo, hay que ser consciente de cómo uno se siente y darle un sentido a eso, unas palabras que permitan expresarlo.
Está claro que hay un gran abanico de respuestas ante esta pregunta, está claro que además las cosas no son totalmente blancas o negras y que uno no está bien o mal en todos los aspectos, seguramente hay matices que pueden resultar largos de explicar. Por eso, la repuesta suele reflejar una tendencia, el sentir mayoritario de nuestro “estado general” que se acerca más hacia la definición de bien o de mal. Si nos hemos puesto de acuerdo, en este momento ya tienes una respuesta genérica que englobaría tu estado actual, ¿no es así? Si tu respuesta se identifica más con la idea de “bien”, seguramente no hace falta cambiar muchas cosas, puede servirte el que te des cuenta de lo que estás haciendo para mantenerlo o perfeccionarlo, ya que, probablemente estás bien encaminado o encaminada.
Y si tu respuesta se identifica más con la idea de “mal”, ¿qué ocurre? Una primera sugerencia es definir esa idea de “mal”, ¿en qué aspecto te sientes mal? ¿se trata de un malestar general o es una sensación relacionada con algo concreto. ¿para qué te sirve estar mal? (…) Interesante pregunta, y más interesante la respuesta que puedas dar. Son muchas las teorías que explican que el malestar emocional, del estado de ánimo, cumple una función de la que no somos claramente conscientes. Puede ser que sirva como “excusa” para no pasar por ciertas situaciones, tal vez te sirve para “librarte” de algunas responsabilidades que no quieres o no sabes cómo asumir, quizás es una especie de refugio o escondite para no abordar miedos o limitaciones propias. Y así podríamos seguir llenando líneas de probables funciones que atribuir a ese “malestar” indefinido o poco reflexionado. Si consigues identificar la función que cumplen los síntomas que se manifiestan, puedes encontrar una forma alternativa para afrontar aquello que no te gusta o que te supone una gran incomodidad.
Es cuestión de tomar decisiones, de ser conscientes de que estamos llamando la atención, reclamando un espacio de importancia en la vida de los demás, tal vez de alguien en particular, a través de un sistema que no nos ayuda a conseguir ese objetivo de forma satisfactoria y positiva. Sino más bien lo contrario, la persona que arrastra un malestar continuo y negativo, acaba provocando cierto rechazo en los demás, lo cual alimenta más la necesidad de atención y, probablemente, actúe como un incremento de esos “síntomas” que se expresan. En definitiva, se entra en una espiral que no lleva a nada útil y que puede llegar a no tener demasiado sentido y desembocar en males mayores. Así pues, ¿quieres descubrir para qué te sirve sentirte mal? Tal vez encuentres la clave para empezar a sentirte mejor.
catalinafuster.com
Psicóloga y Coach