Por fin parece que llega el verano, el calor y las altas temperaturas llevan ya unos días acompañándonos y parece que se van a quedar un poco más. Las clases ya han finalizado y todo empieza a indicar ambiente de vacaciones de verano. Con permiso de la situación económica y de las restricciones personales que cada uno haya venido realizando en los últimos años, las vacaciones son también un estado emocional que necesitamos expresar en determinados momentos del año. Cambiar hábitos y rutinas, modificar parte de nuestra alimentación, así como los horarios; en definitiva, necesitamos adaptarnos a una estación del año que nos traslada a cosas diferentes.
En casa podemos comenzar a distribuir tareas de forma distinta, no es lo mismo estar sometidos a los horarios del invierno que a los nuevos de verano; tal vez nos acostamos más tarde buscando el fresco de la noche, descansamos después de comer, alargando la sensación de sueño y cambiamos algunas rutinas más que consideramos propias del verano. Dentro de este ambiente de cambios, cuando pensamos en vacaciones quizás a algunos se les pone cara seria y reconocen que no están para mucha fiesta y mucho gasto y, de esta forma, aparece el mal humor y las ganas de que el verano pase pronto. Vamos a ver qué podemos hacer para sentirnos de vacaciones. Sí, digo sentirnos porque el estar de vacaciones tiene una parte emocional y de actitud de cada uno. Hay personas que estando en un lugar espacial, sin ocupaciones programadas y fuera de su ambiente, pueden sentirse atados al trabajo y son incapaces de desconectar, puede que conozcamos a alguien así, verdad? Pues ocurre lo mismo en sentido contrario. ¿Necesito sentir que estoy de vacaciones? Si la respuesta es sí, podemos intentar fabricarnos esa sensación.
Podemos empezar haciendo una lista de cosas que nos suelen quedar pendientes durante el resto del año y que no requieren de dinero, leer esos libros que nos apetecen, descubrir músicas nuevas o volver a ver alguna película de las que no están en cartel. En las bibliotecas tenemos esa opción. También podemos visitar lugares cercanos con tranquilidad y sin prisas, si no podemos hacerlo en el resto del año; hacer alguna actividad especial en días de diario puede darnos sensación de vacaciones, una excursión de ida y vuelta en el mismo día, un día de campo en un lugar nuevo. Tal vez podemos organizar alguna reunión diferente con amigos para jugar a algún juego y compartir algo que aporte cada uno. Se nos pueden ocurrir fiestas temáticas de una determinada época que se pueden celebrar cada cierto tiempo. En otro estilo de hacer cosas, se puede colaborar con alguna asociación y pasar unas vacaciones solidarias, aportando un poco de nuestro tiempo a alguna causa que nos parezca que lo merece. Quizás encuentres opciones culturales que resulten interesantes y que sean gratuitas o económicas. Pensar y buscar alternativas posibles puede resultar estimulante y motivador.
Sea como sea necesitas sentirte de vacaciones aunque sea unos días, el cambio de perspectiva puede resultar esencial para afrontar las épocas venideras con algo más de optimismo y con energía para que lleguen cambios nuevos. Las personas con actitud positiva suelen atraer situaciones positivas y disfrutar de un estado de vacaciones seguramente es un estado más positivo que lamentarse de lo que no se puede tener. ¿Necesitas vacaciones? Hazlas a tu medida y disfrútalas.
catalinafuster.com
Psicóloga