Lo primero que vamos a hacer es definir sexting, ya que es de esas expresiones que aparecen en los medios de comunicación y nos pillan con cara de no tener ni idea de qué es. El sexting es una práctica que se está expandiendo entre los adolescentes que les lleva a compartir fotos o vídeos con contenido erótico o sexual, de manera que cuando un chico o chica difunde esas imágenes, a través del teléfono móvil y de las redes sociales, se pierde el control sobre las mismas y la posibilidad de saber hasta dónde puede llegar su difusión. En algunas ocasiones, los jóvenes piensan que su amigo o amiga, que es el depositario de confianza, no será capaz de pasárselo a nadie más, pero en muchas ocasiones no es así; de manera que esas imágenes se difunden con una rapidez meteórica y con consecuencias difíciles de predecir. También puede ser la pareja, o ex-pareja quien realice la difusión por múltiples razones que seguramente se nos pueden ocurrir.
En otros casos, son los propios protagonistas, los que quieren y permiten que se difundan las imágenes, para mejorar la imagen que tengan amigos y conocidos de ellos o ellas, o para incrementar su popularidad. Luego, cuando quieren recuperar el control sobre los contenidos, se dan cuenta de que es imposible. En definitiva, la dotación de cámara de fotos en los móviles y la mayor frecuencia de disponer de conexión a internet, es la base de esta práctica; si además le sumamos la búsqueda de nuevas emociones que aporten diversión, además de la voluntad de impresionar a los demás, tendremos los motivos que atraen a los adolescentes a practicar sexting.
Y ahora la pregunta, ¿qué podemos hacer los padres y madres? Lo primero que hay que enfatizar es la importancia extrema de la prevención, desde que son pequeños y comparten información con otros, hay que enseñarles que hay diferentes niveles de privacidad, distintos tipos de personas a quienes contarles unas cosas u otras. Es fundamental que entiendan que hay áreas de privacidad que no hay que vulnerar bajo ningún concepto. Además, hay que hacer énfasis en la privacidad en cualquier medio social que se difunda a través de la red, desde que empiezan a hacer uso de ella, haciéndoles entender las consecuencias que puede tener no estar atento a ello. También es importante hablar abiertamente de estos temas, de los que comparte con sus amigos, de lo que les llama la atención, y valorar la medida de nuestros comentarios adultos, a fin de que no sirvan para espantar esa confianza que van probando con nosotros. En último extremo, no hay que olvidar que podemos recurrir a la figura de un experto para solventar dificultades serias que se den en la red.
Los jóvenes también pueden seguir algunos consejos, como entender que cuando se envía algo se pierde el control sobre ello y sobre su destino irremediablemente, que tomen conciencia de que cuando se le da al “enter” ya no hay vuelta atrás, o que incluso la persona más de confianza puede hacer algo que nos acabe perjudicando sin que sea esa su intención. Como complemento a todo esto, vale la pena recordar que la verdadera valoración positiva, además de la que nos puedan dar los demás, es la que nos reconocemos cada uno a nosotros mismos. Y ese trabajo se hace de una forma más reservada y más individual, sin necesidad de difundirlo a los cuatro vientos.
catalinafuster.com
Psicóloga