Pues ya estamos a miércoles, de nuevo, hoy también hay fútbol, además de las mismas series de todos los miércoles. Pero antes, hemos tenido clases de inglés o de pintura, entrenamiento de fútbol o piscina, o cualquier otra cosa de las que tocan los miércoles. Si tenemos hijos, los miércoles es día de lo que sea, justo en la semana que nos hemos incorporado después de las vacaciones escolares. Y así, las rutinas de cada día, las prisas, las quejas y los pensamientos de que, ojalá nos toque la lotería para salir de esto, o el cupón de los ciegos, o que nos caiga un meteorito para ver si, de una vez por todas, le damos la vuelta a nuestra historia. En definitiva, algo que venga del exterior, ¿no es así?
Con mucha frecuencia, esperamos que ocurra algo diferente a nuestro alrededor, que nos permita dar algún giro a esas cosas que no nos satisfacen o que más bien nos hacen sentir mal. Colocamos fuera de nosotros las expectativas de cambio, las circunstancias que necesitamos que se den para encontrar el impulso y hacer algo nuevo. O peor aún, sabemos que queremos un cambio, que necesitamos un giro y no identificamos hacia dónde o en qué aspecto. En ese caso, tal vez no nos estamos escuchando lo suficiente, o no le dedicamos un poquito de tiempo a investigar y descubrir qué aspecto es el que requiere ese cambio. Solemos creer que nos conocemos bien, que nadie mejor que nosotros mismos sabe lo que necesitamos, pero, en realidad, nos solemos engañar y nos mantenemos dentro de nuestra incómoda comodidad.
¿A qué esperas para hacer algo nuevo? Arriésgate, implícate en ti mismo y date la oportunidad de descubrir algo diferentes que tal vez te guste y te ayude a sentirte mejor, o tal vez sea algo que decidas no repetir más. Muévete, busca una perspectiva distinta que te ayude a ver las cosas de otra forma y, tal vez, te permita descubrir un camino nuevo e inexplorado. Piensa que no tiene porqué ser verdad aquello que reza el refrán de que “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”; si es bueno, tal vez valga la pena conocerlo, no? Vive, pero sin amargarte por la vida, dicen por ahí que no saldrás vivo de ella. Ilusiónate por cualquier cosa, solo si le pones pasión a lo que hagas, darás lo mejor de ti.
Ponte retos, no límites, así descubrirás de lo que eres capaz y tal vez no sabías. No lo intentes, hazlo; el intento es la justificación de lo que se hace sin ganas y sin convicción. Equivócate sin miedo, aprende y vuelve a intentarlo con más fuerza y corrigiendo lo que crees que no ha sido adecuado. No te justifiques, hay muchas más razones para pensar que te puede salir mal, que razones para creer que lo vas a lograr, pero solo si lo intentas puedes darle la vuelta a la estadística.
Cuanto más grande es el reto, más satisfacción genera el conseguirlo. Y andamos escasos de satisfacciones, por lo menos en general, en el entorno y en el espacio que compartimos todos. Por eso, tal vez por eso, merece la pena crear la posibilidad de hacer algo nuevo, de crear algo distinto para que sucedan cosas diferentes. Depende de ti, en una proporción mayor de lo que hasta ahora has imaginado. ¿A qué esperas?
catalinafuster.com
Psicóloga