Vamos con otra de esas cuestiones que no solemos revisar y que, hasta que no lo hacemos, no caemos en la cuenta de lo que ocurre a nuestro alrededor. Tenemos claro que existen dos sexos en nuestra especie, al igual que en otras; el sexo masculino y el femenino y que se trata de diferencias anatómicas y biológicas principalmente. También sabemos que sexo no es lo mismo que género, que indica el conjunto de atribuciones o funciones que se asocian a una persona en función de su sexo. Por tanto, las diferencias de género son una construcción social y cultural que, en ocasiones, mantiene diferencias de desequilibrio y de inferioridad-superioridad.
La educación actual y la convivencia social busca eliminar esas diferencias cuando son discriminatorias y cuando mantienen modelos y conductas que van contra el principio de igualdad. Lo cierto es que, a pesar de los grandes avances, todavía nos queda mucho camino y es que mantenemos cuestiones tan sutiles que, a veces, son casi invisibles. Te propongo que identifiques cinco situaciones en tu familia que mantienen conductas sexistas, o que recuerdes algún chiste de esos que todavía nos hacen gracia, basados en algún supuesto de este tipo: “¿cuándo irán las mujeres a la luna? Cuando haya que limpiarla”.
¿Has observado alguna vez el uso del lenguaje? Hay palabras que tienen diferentes connotaciones según si su uso es en femenino o en masculino. Ejemplos: zorro (astuto) / zorra (prostituta), cojonudo (fantástico) / coñazo (pesado, un rollo), hombre público (relevante) / mujer pública (prostituta), …. La lista es mucho más extensa y abarca mensajes de tipo ”los niños son fuertes, las niñas son sensibles”. Si volvemos al ámbito doméstico, cada vez es más frecuente que haya familias en las que se compartan tareas, pero ¿es suficiente? Además de compartir quien va a la compra, has observado quién piensa los menús que vais a comer. O se dice en casa eso de “te he hecho …..tal cosa” (a ti, que eres la persona responsable de esa tarea). Sigue siendo frecuente que muchas personas piensen que es más adecuado que un hombre sea ingeniero y que una mujer sea enfermera, la diferencia entre las profesiones de habilidad física o de sensibilidad social, se mantiene con bastante frecuencia y, casi sin darse cuenta, muchas familias orientan a sus hijos e hijas a las profesiones del futuro en base a esas creencias. Por cierto, ¿te has parado a pensar en tus creencias en relación al género?
Seguimos con las observaciones, ¿le pides a tu hijo y a tu hija que hagan las mismas cosas?, quién pone la mesa, quién se va antes a un campamento, ¿qué cualidades alabas en un niño y cuáles en una niña?. Seguimos prestando atención a que ellas son buenas, cariñosas, ellos son atrevidos, astutos. Les damos mensajes que van en la dirección de mantener los roles que hemos aprendido y heredado de la educación y que ayudamos a que se mantengan, llegando a usarlos de manera discriminatoria, sin ser totalmente conscientes de ello. Podemos considerar que todos formamos parte de un grupo social que contribuye a mantener estas diferencias, y que, una cosa es lo que decimos en público, por aquello de ser políticamente correctos; y otra cosa es lo que se hace en privado. Si nos proponemos identificar mensajes, descubriremos que estamos rodeados, en la publicidad, en los libros infantiles, en las series de televisión, por comportamientos sexistas. Somos iguales en unos aspectos y diferentes en otros. Diferentes, no inferiores.
catalinafuster.com
Psicóloga y Coach